La gente del medio

Henrique Lazo

Rubén Blades cuenta, en uno de sus conciertos, que menos mal que Miguel de Cervantes no tuvo que consultar El Quijote con un productor literario para su publicación, pues seguramente, le habrían objetado “el gordito” y nos hubiéramos quedado sin Sancho Panza.

Aquí en Venezuela, sin ir muy lejos, Ilan Chester le muestra su material musical a una empresa disquera y el productor correspondiente “dictamina” que no es un material comercial: “Son temas inéditos pero no llenan los requisitos para convertirse en canciones populares, y por lo tanto, vender discos”.

Dos días después, en la disquera de la acera de enfrente, el juicio es diferente. El mismo material es catalogado como “súper comercial”, y en un lapso de seis meses, las mismas canciones, se convierten en éxitos y pasan a formar parte de los discos mas vendidos en el país.

En otra oportunidad, -cuenta la leyenda disquera- un vendedor de discos que conoció a un cantor que, cuatro en mano, extraordinaria voz y con canciones originales, deleitaba a cuanto presente tuviese el placer de escucharlo a lo largo de los poblados de la costa que van desde Los Caracas hasta el Cabo Codera.

Luego de haberlo visto tocar en numerosos sitios se le acercó y le ofreció ponerlo en contacto con una empresa de discos. “Así, toda esta gente que te escucha y te ve, te podrá escuchar por la radio y ver por la televisión”.

El bardo no contestó de inmediato. Continuó deleitando a los comensales de la posada en Osma y al final de la velada, con una sonrisa y con la tranquilidad que da el trabajo bien ejecutado, respondió: “Tendría que irme a la capital y no me quiero ir de aquí. Además, ya yo recorrí esa distancia. La distancia que hay entre el compositor y la audiencia, eso que llaman, la gente del medio.

Es la que está entre el artista y el publico, algo que se opone y no que compone. Es otro enfoque, es un cobrador y no un socio. En el ámbito de la política, la gente del medio es el gobierno, la que separa a un ciudadano de otro ciudadano.