jueves, 7 de marzo de 2013

EL HOMBRE DE PEKÍN


Henrique Lazo

Al igual que Brasil, que limita con casi todos los países de Suramérica, China limita con casi toda Asia. Es uno de los países con mayor diversidad de fauna en el mundo y una historia registrada de cerca de cuatro mil años. Posee una superficie de 9.6 millones de Km2, la cuarta del mundo después de Rusia, Canadá y la Antártida. Hospeda 1,346 millones de habitantes, la mayor población del planeta.

Al finalizar la Copa Mundial de Fútbol, “Corea–Japón 2002”, la selección brasilera viajó a China para realizar un encuentro amistoso con la selección de dicho país. El encuentro terminó sin goles y el equipo pentacampeón del mundo, con todas sus luminarias: Ronaldo, Rivaldo, Roberto Carlos y Ronaldinho, regresó a casa con las manos vacías.

China, no solo se ha superado futbolísticamente. Socialmente, después de la apertura  económica que comenzó hace tres décadas, el país se ha transformado.

La reforma empezó primero en las áreas rurales en 1978. Se eliminó el monopolio estatal de la compra y mercadeo de productos agrícolas y se liberaron los precios de la mayoría de productos de la granja. En 1984, la reestructuración económica llegó a las ciudades.

En 1992, el gobierno chino formuló la política para establecer definitivamente una economía de mercado. En 1997, el sector privado se convirtió en un componente vital en la economía socialista de China. Actualmente es la segunda economía y potencia comercial más grande del mundo

En 2009, China fue el 5.º país que más extranjeros recibió, con 50,9 millones de personas. Se aceptan las principales tarjetas de crédito en las diferentes tiendas de departamento, restaurantes y hoteles en mas de 100 ciudades del país. Beijing, fue la sede de los Juegos Olímpicos del 2008.

La Constitución china –en principio- garantiza a sus ciudadanos la libertad de opinión e información. Existen más de 2.000 periódicos, 8.000 revistas, 311 estaciones de radio, 358 estaciones de Televisión y 88 millones de viviendas con televisión por cable. 747 millones de líneas telefónicas celulares y 15,22 millones de servidores para 389 millones de usuarios de Internet.

miércoles, 6 de marzo de 2013

OTRO MUNDO


Henrique Lazo   

No es fácil explicarse como ser Latinoamericano. Siendo el recipiente de descendientes de europeos, aborígenes y africanos, trazar la huella cultural no es tarea que comienza en 1492. Desde las civilizaciones indígenas precolombinas, junto a las civilizaciones africanas, y la ibérica, con sus componentes griego, romano, judío y árabe, mucha es el agua que ha pasado debajo de los puentes.

El humanista mexicano Carlos Fuentes –referencia fundamental para entender la cultura y la realidad latinoamericana- piensa que el drama actual de la América Latina, puede resumirse en un hecho: el acervo cultural latinoamericano no tiene correspondencias en el orden económico y político. Una civilización inmensamente rica y plural, no ha encontrado aún continuidad política y económica comparable.

Fuentes, navega la historia cultural de América Latina, desde las construcciones solares de Machu Picchu y Teotihuacán hasta la arquitectura moderna en México y Brasil. De las pinturas murales indígenas con los muralistas modernos de México, y la continuidad, es asombrosa. El origen enriquece el presente, el presente alimenta el porvenir y cada  una de nuestras raíces antiguas tiene sus manifestaciones modernas.

El autor de “El Espejo Enterrado”, se pregunta: Puede la educación ser el puente entre la abundancia cultural y la insolvencia política y económica de la América Latina. Por qué, siendo tan visible y aprovechable esta continuidad, insisten nuestras ideologías políticas en separarlas negativamente en bloques antagónicos, que sólo se aman a sí mismas cuando plantan el pie sobre el cadáver de la ideología precedente.

No se trata de darle a la educación el carácter de curalotodo que le dimos a la religión en la Colonia (resignaos), a las constituciones en la Independencia (legislad), a los Estados en la primera mitad del siglo veinte (nacionalizad), o a la Empresa en su segunda mitad (privatizad).

La cultura preexiste a la nación. La nación es fuerte si encarna a su cultura. Es débil si sólo encarna una ideología. Se trata, más bien, de darle su posición y sus funciones precisas tanto al sector público como al privado, sujetando a ambos a las necesidades sociales manifestadas y organizadas por el tercer sector, la sociedad civil. No el poder sobre los demás, sino el poder con los demás.