jueves, 29 de junio de 2017

CARTELERA CLANDESTINA

Henrique Lazo

La glamorosa década de los sesenta empezó a desteñirse apenas se escuchó por la radio que Jimi Hendrix se había marchado sin pasaporte. Detrás de aquellas escenas vaporosas y excéntricas de las estrellas del rock se estaba gestando una especie de cubismo sonoro conocido como música industrial que sustraía el contenido y dejaba la cáscara como única referencia. El Punk fue el preludio.

Dicen los sociólogos urbanos que lo mas cercano al abandono social es una ventana rota que nadie repara porque después aparece la basura y por consiguiente, los graffiti. El arte urbano callejero tiene la tarea de contar las historias que no aparecen en las carteleras habituales. Los graffiti han acompañado al ser humano desde las primeras civilizaciones. 


Desde hace unos años, un artista de la calle, desconocido y que firma sus obras como Banksy, es, paradójicamente, el exponente del graffiti más reconocido de los últimos tiempos. Utiliza en forma clandestina edificios, casas, calles, carros, puentes, puertas, barcos, zoológicos, museos hasta el muro de Cisjordania para promover visiones distintas a las de los grandes medios de comunicación.

miércoles, 28 de junio de 2017

VIDEO TELEFONICO

HENRIQUE LAZO                                  

Cuando la imprenta vino al mundo, el libro se democratizó y los manuscritos dejaron de ser los únicos portadores de la información. Ya no había que ir a las abadías para tener acceso al conocimiento. Sin embargo, para algunos, el libro debilitaría la facultad de la memoria  que debía ser entrenada continuamente. Recordaríamos las cosas, no debido a un esfuerzo interno, sino gracias a la virtud de un dispositivo externo

Con la informática, ocurrió algo similar. Uno vislumbraba que la computación iba a ser un ordenador gigantesco situado en la NASA o en los centros de poder, disponible solamente, para unos cuantos privilegiados. La evolución fue distinta. Ahora, cada persona tiene la posibilidad de tener uno en su casa, en la oficina, o en su maletín.  Y con la Internet, recibimos y enviamos –en segundos- correos a cualquier parte y  tenemos acceso a las bibliotecas y museos mas importantes del mundo.

En estos momentos, el video telefónico ha servido para que el ciudadano común registre todo tipo de acontecimientos. No solamente para guardar el recuerdo de un cumpleaños o de una boda, sino los hechos periodísticos que han servido para grabar situaciones en las que han quedado al descubierto asesinos  -muchos de ellos impunes en otras épocas- , y que ahora, tienen que rendirle cuentas a la sociedad que han masacrado, gracias a los testimonios digitales de sus realizadores. 


Y así, como en los años cuarenta, las cámaras de los reporteros mostraron al mundo la cara de los gansters de Chicago,  para reconocerlos y juzgarlos; los delincuentes del siglo XXI tienen que andarse con cuidado. En cualquier parte puede estar el ojo electrónico: el video telefónico.

lunes, 26 de junio de 2017

INTOLERANCIA

Henrique Lazo

Para los cristianos Jesús es el elegido. En el Islam, Alá es Dios y su profeta Mahoma. En el Budismo, Buda es la palabra sánscrita que traduce "El Iluminado".  

A Lao-Tsé, se le atribuye la obra fundamental del Taoísmo. El Judaísmo, a diferencia de otras religiones, no está centrado en un profeta o en un salvador, sino en la idea de un pueblo elegido. 

El templo hindú cuenta con 330 millones de dioses, pero Brahma, Visnú y Siva; creador, conservador y destructor respectivamente, son los dioses principales del Hinduismo. 

Para Víctor Hugo, la tolerancia es la mejor religión.

D.W. Griffith, es el primer profeta, por llamarlo así, del arte cinematográfico. El hombre que se convirtió en uno de los mas famosos creadores de mitos, nació en una modesta granja de Kentucky en Norteamérica. 

Su película “El Nacimiento de una Nación”- (Birth Of A Nation, 1915)-, es considerada la primera obra maestra del Cine. Cuenta la historia de la Guerra Civil norteamericana de una forma que ninguna película había logrado. 

Con encuadres  y posiciones de cámara innovadoras, la cinta capta la crudeza y la violencia de la confrontación fraticida. La película fue acusada de racista y de favorecer al movimiento Ku Klux Klan, ocasionando motines en las comunidades negras. 

Su siguiente película “Intolerancia” –(Intolerance, 1919)- fue paradójicamente, un canto a la hermandad y al entendimiento de los seres humanos. 

En una época en que los Estados Unidos se incorporaban a la primera guerra mundial, la película fue censurada por ser una obra pacifista en un momento en que la acción bélica se justificaba. 

La cinta marcó el comienzo de la gran narrativa cinematográfica mezclando cuatro historias separadas, en cuatro tiempos diferentes. 

Reinventó el lenguaje con sofisticados decorados y movimientos de cámara, convirtiendo a la disciplina en lo que se conoce como el séptimo arte.

La tolerancia es la virtud política de la vida en democracia, con sus valores políticos: la libertad, el pluralismo, la igualdad, la solidaridad y la justicia social. 

«Dado que el mal sólo se mantiene por la violencia, es necesario abstenernos de toda violencia. 

Si respondemos con violencia, nuestros futuros líderes se habrán formado en una escuela de terrorismo. 


Si respondemos ojo por ojo, lo único que conseguiremos será un país de ciegos», Gandhi.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Voto hipnotizado

Henrique Lazo

En aquel tiempo dijo el gobierno a sus discípulos: Votarán por colores y nosotros pondremos a los elegidos. Y lo que tenía que pasar, pasó. El dictador de turno se montó en su “vaca sagrada” y huyó. Este viaje inesperado ocurre en el año 1958 y en Venezuela se vuelve a hablar de elecciones libres y universales.

Las consignas para elegir a los diputados y senadores son simples: vota blanco, vota verde o vota rojo. Nada que se parezca a un ser humano. Puro símbolo. Una campana, una gorra o una escoba.

Como casi siempre ocurre, cuando se espera algo por mucho tiempo, uno se conforma con lo que hay. Los partidos políticos se encargan de poner los nombres de los favorecidos y los ciudadanos hacen la cola.

Como en el juego de la gallinita ciega, depositan su voluntad en unas muy bien llamadas urnas electorales y luego se cuentan a mano limpia, como diría Negroponte, “atómicamente, pues”. Los bits vendrán luego.

Y así van pasando los periodos democráticos. En cada lustro se realizan obras y se dejan de hacer otras, pero el sistema de elección parlamentaria evoluciona lentamente.

Los partidos políticos se niegan a perder el poder de seleccionar a los candidatos, privilegiando la disciplina partidista por sobre la capacidad profesional del individuo.

La escogencia es competencia de las cúpulas y el elector se queda por fuera. Si no se permite a los candidatos y a los partidos presentar sus propuestas ¿de dónde se supone que uno  va a obtener la información que nos permita votar de manera inteligente?

El acto mas importante a nivel político que realiza una persona es el acto de votar. Es el momento de escoger y elegir a los compañeros de viaje que tienen la potestad de representar a la colectividad que los selecciona.

Es el instante estelar del ciudadano para incidir políticamente en el destino de su nación, y la única manera de escoger y elegir los candidatos, con la esperanza de que van a dar lo mejor de su capacidad y compromiso para cumplir su tarea.

No se puede hablar de evolución si la tecnología no está subordinada a la gente. Las necesidades están ahí: una sociedad más justa y una democracia que funcione.


Sería muy triste que el sistema de votación electrónico no sea fiable. Las máquinas deben ser instrumentos al servicio de los seres humanos, y no al revés.

domingo, 31 de julio de 2016

CARTUCHO OXIDADO

Henrique Lazo

En el Valle de Elah fue donde David, en muy inferiores condiciones, le infirió un paliza al inderrotable Goliat. Esta escena ha servido a lo largo de los siglos para recrear el triunfo del débil frente al fuerte. Ese valle ubicado en Israel le da el nombre a una película magistral, conmovedora y como era de esperarse, la crítica –si se le puede llamar así- la trató con desdén acuñándola como una obra intrascendente acerca de cómo la guerra destruye a los jóvenes, a los vencidos y a los ganadores.

Las confrontaciones se producen tradicionalmente debido a que alguien de un lado desea más tierra o alguien del otro lado es ofendido por la acción del otro. Como siempre, los argumentos para ir a la batalla son estúpidos y ambos lados son culpables. En las guerras no hay ganancias sino para los que se lucran de ellas fabricando los juguetes letales o promoviéndolas. No saben lo que es tener un hijo, y si los tienen, les importa tanto como un cartucho oxidado.

"El Valle de Elah", película en la que Tommy Lee Jones, Susan Saramdom y Charlize Theron, inquilinos habituales de los premios Oscar, con guión y dirección del constantemente cuestionado realizador Paúl Hagáis, se unen para manifestar -una vez mas- que la guerra en Irak es un error y que se paga con la familia. Algo anda mal en la azotea. 

Pero una sociedad que es capaz de producir cultura bélica y cultura antibelica al mismo tiempo, es, sin duda, una sociedad libre. Libre de autodestruirse y de salvarse. Si la idea es salvarse, dichosa, a fin de cuentas, la nación que se permite mostrar valientemente sus errores para corregirlos.


Las películas en las que el asesinato o los hechos de sangre son recreados inconscientemente como un evento rutinario, –no quisiera pensar que son deliberados- lejos de lograr su aversión, los justifican. Es difícil hablar de cine exclusivamente cuando está de por medio el destino de los jóvenes. 

Los muchachos son enviados a la guerra y se les entrena para convertirse en máquinas de destrucción; el problema es cuando regresan a casa. Sabiduría en la frase del poeta venezolano Andrés Eloy Blanco: cuando se tiene un hijo se tienen todos los hijos de la tierra.

martes, 4 de noviembre de 2014

Realidad pospuesta

Henrique Lazo

Resulta incomprensible que los caminos sinuosos de la política tengan una relación tan estrecha con los mandatos del mundo del entretenimiento.

La premura de los lanzamientos mediáticos de los iconos del cine y la televisión se confunden en la niebla que precede y acompaña las campañas de los candidatos a conducir el destino de una nación.

Después de la parranda comunicacional las aguas se estabilizan y comienza el trabajo solicitado. Las ofertas se convierten en excusas y el ingenio se reduce a justificar lo que no se hace.

Gracias a las películas y a la literatura, que se toman la molestia de reseñar episodios que no aparecen en la noticia diaria, la letra chiquita se hace conocida para el lector desprevenido.

Historias del acontecer oculto emergen para ilustrarnos de lo que somos capaces los seres humanos para conseguir el poder y a mantenerlo, a pesar de los exiguos resultados obtenidos en el periodo de tiempo asignado para cumplir la tarea prometida.

Satisfacer las necesidades de un colectivo que espera que sus elegidos cumplan, es secundario.

La ficción describe la vida real como si fuera real. Con la licencia del humor y los finales felices percibimos los motivos que generan las consecuencias sociales que no encuentran explicación.

Los conductores de la puesta en escena política encuentran siempre palabras y frases que sustentan las arbitrariedades inconcebibles que luego esgrimen sus seguidores para soportar tantas equivocaciones a la vez.

La incompetencia de los funcionarios queda relevada a la palabra salvadora del dirigente y su capacidad de posponer la realidad.

En el ámbito deportivo el artificio es mucho mas difícil. Las estadísticas permiten acercarnos a los resultados con mayor fidelidad.

La selección del personal no depende de la sumisión y los seleccionados tienen que rendir cuenta.


En la política los números se adaptan a las circunstancias y la responsabilidad es de la administración anterior. No se aceptan devoluciones.

sábado, 7 de junio de 2014

SE LAVO LAS MANOS

Henrique Lazo

Esta es la historia de un héroe, pero de un héroe de verdad. No de los que matan personas y someten pueblos, sino de los que salvan vidas. 

De los que llegan a entregar su propia existencia para salvar la de los demás.

Ignacio Felipe Semmelweis, médico húngaro de origen judío, nació en Buda en la orilla derecha del Danubio y estudió Medicina en la Universidad de Pest, al otro lado del río.

Trabajando en la Maternidad del Hospital de Viena, sus investigaciones le permiten concluir que la incidencia de fiebre es más alta en la sala donde trabajan los médicos y estudiantes de medicina, que en la sala donde se atienden los partos hechos por las comadronas de la maternidad.

Semmelweis observa que los médicos y estudiantes que operan en la sala donde existe la más alta mortalidad, atienden a las parturientas, luego de realizar las autopsias y los estudios de anatomía forense, sin lavarse las manos.

De inmediato, dispone que los médicos y estudiantes, antes de atender a las parturientas, deben lavarse sus manos, de manera obligatoria, con una solución clorinada.

A pesar del asombroso resultado que disminuye drásticamente la tasa de mortalidad materna del Hospital General de Viena, Semmelweis fue expulsado del Hospital por sus superiores.

Ellos nunca aceptaron la contundente evidencia científica de su investigación porque ellos consideraban que las enfermedades se transmitían por el aire y sabotearon la técnica de higiene de manos instaurada por Semmelweis.

Semmelweis retornó a Budapest donde vivió en medio de la soledad y la incomprensión.

En el año de 1865 acude al Instituto de Anatomía de la Universidad, donde luego de haberse provocado una herida con un escalpelo utilizado en una autopsia frente a los estudiantes de medicina.

Al poco tiempo fallece a la edad de 47 años por una enfermedad similar a la que tanto combatió en su heroica vida.

Luego de más de siglo y medio de los hallazgos de Semmelweis, la higiene de manos es considerada la piedra angular en la prevención de las infecciones hospitalarias.