Las Juanas

Henrique Lazo

Cuando uno, por estas tierras, escucha el nombre de Juana, es casi imposible no pensar en la encantadora historia que ocurre en Corozal, una ciudad colombiana, cerca de Manizales, en la que “Calixto es un hombre listo que andaba por la sabana y de aquellas aventuras nacieron las niñas Juanas”.

Pero, de las muchas Juanas que han existido, hay tres, que llaman la atención por tener como denominador común, el hecho de haber sido victimas de la intolerancia masculina.

Juana de Castilla y Aragón (1479-1555) hija de los Reyes Católicos, recordados por iniciar la inquisición, reconquistar España de los moros, la cruel expulsión de los judíos y financiar los viajes de Cristóbal Colón.

Juana fue unida en matrimonio a muy temprana edad con Felipe, el Hermoso, generándose un poderoso vínculo sentimental que duró más allá de la prematura muerte de Felipe. Acusada de locura, Juana fue encerrada hasta el fin de sus días. Su hijo Carlos V, fue Rey de España y del Sacro Imperio Romano, pero hijo de Juana la Loca.

Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695). Sus poemas y sonetos gozaron de celebridad en los círculos educados de su tiempo, no solo en México sino en España. Su “Respuesta” fue un poderoso legado a la causa feminista a pesar de que fue escrito hace trescientos años y todavía hoy, nos estremece por su belleza, su genio y relevancia.

Demostró a sus contemporáneos que la inteligencia en las mujeres no era una excepción sino una regla. Finalmente, fue una víctima de la presión constante de la iglesia y de la crisis social y política en el México de su tiempo.

Juana de Arco (1412-1431) joven campesina que llegó a ser la más importante líder militar de la Francia de su momento. Y su sueño fue: echar a los ingleses del suelo francés. Después de combatirlos y derrotarlos en numerosos encuentros. Juana es entregada a los ingleses.

La pequeña campesina, enfrenta a una jauría hambrienta. Solo quieren condenarla y difamarla. Responde con prudencia y sabiduría. Están presentes 45 hombres de la iglesia y quieren probar que es hereje. Las demás acusaciones las inventan. En el viejo mercado de Rouen se levantó la hoguera.

Veinticinco años después, se inicia en la misma ciudad que la vio arder, un proceso contra los que enjuiciaron a Juana. Se la declara inocente de todos los cargos y se anula el anterior proceso. El 16 de mayo de 1909, más de 500 años después, se la beatifica y el papa Benedicto XV la canoniza como Santa Juana de Arco. El Padre de la Patria de Francia, es una mujer.