martes, 4 de noviembre de 2014

Realidad pospuesta

Henrique Lazo

Resulta incomprensible que los caminos sinuosos de la política tengan una relación tan estrecha con los mandatos del mundo del entretenimiento.

La premura de los lanzamientos mediáticos de los iconos del cine y la televisión se confunden en la niebla que precede y acompaña las campañas de los candidatos a conducir el destino de una nación.

Después de la parranda comunicacional las aguas se estabilizan y comienza el trabajo solicitado. Las ofertas se convierten en excusas y el ingenio se reduce a justificar lo que no se hace.

Gracias a las películas y a la literatura, que se toman la molestia de reseñar episodios que no aparecen en la noticia diaria, la letra chiquita se hace conocida para el lector desprevenido.

Historias del acontecer oculto emergen para ilustrarnos de lo que somos capaces los seres humanos para conseguir el poder y a mantenerlo, a pesar de los exiguos resultados obtenidos en el periodo de tiempo asignado para cumplir la tarea prometida.

Satisfacer las necesidades de un colectivo que espera que sus elegidos cumplan, es secundario.

La ficción describe la vida real como si fuera real. Con la licencia del humor y los finales felices percibimos los motivos que generan las consecuencias sociales que no encuentran explicación.

Los conductores de la puesta en escena política encuentran siempre palabras y frases que sustentan las arbitrariedades inconcebibles que luego esgrimen sus seguidores para soportar tantas equivocaciones a la vez.

La incompetencia de los funcionarios queda relevada a la palabra salvadora del dirigente y su capacidad de posponer la realidad.

En el ámbito deportivo el artificio es mucho mas difícil. Las estadísticas permiten acercarnos a los resultados con mayor fidelidad.

La selección del personal no depende de la sumisión y los seleccionados tienen que rendir cuenta.


En la política los números se adaptan a las circunstancias y la responsabilidad es de la administración anterior. No se aceptan devoluciones.

sábado, 7 de junio de 2014

SE LAVO LAS MANOS

Henrique Lazo

Esta es la historia de un héroe, pero de un héroe de verdad. No de los que matan personas y someten pueblos, sino de los que salvan vidas. 

De los que llegan a entregar su propia existencia para salvar la de los demás.

Ignacio Felipe Semmelweis, médico húngaro de origen judío, nació en Buda en la orilla derecha del Danubio y estudió Medicina en la Universidad de Pest, al otro lado del río.

Trabajando en la Maternidad del Hospital de Viena, sus investigaciones le permiten concluir que la incidencia de fiebre es más alta en la sala donde trabajan los médicos y estudiantes de medicina, que en la sala donde se atienden los partos hechos por las comadronas de la maternidad.

Semmelweis observa que los médicos y estudiantes que operan en la sala donde existe la más alta mortalidad, atienden a las parturientas, luego de realizar las autopsias y los estudios de anatomía forense, sin lavarse las manos.

De inmediato, dispone que los médicos y estudiantes, antes de atender a las parturientas, deben lavarse sus manos, de manera obligatoria, con una solución clorinada.

A pesar del asombroso resultado que disminuye drásticamente la tasa de mortalidad materna del Hospital General de Viena, Semmelweis fue expulsado del Hospital por sus superiores.

Ellos nunca aceptaron la contundente evidencia científica de su investigación porque ellos consideraban que las enfermedades se transmitían por el aire y sabotearon la técnica de higiene de manos instaurada por Semmelweis.

Semmelweis retornó a Budapest donde vivió en medio de la soledad y la incomprensión.

En el año de 1865 acude al Instituto de Anatomía de la Universidad, donde luego de haberse provocado una herida con un escalpelo utilizado en una autopsia frente a los estudiantes de medicina.

Al poco tiempo fallece a la edad de 47 años por una enfermedad similar a la que tanto combatió en su heroica vida.

Luego de más de siglo y medio de los hallazgos de Semmelweis, la higiene de manos es considerada la piedra angular en la prevención de las infecciones hospitalarias.

lunes, 2 de junio de 2014

DE LO MALO, LO BUENO

Henrique Lazo

Argentina se levantó con la noticia de que una entidad bancaria, ubicada en plena zona comercial del barrio porteño de Belgrano en Buenos Aires, había sido robada mediante un túnel alfombrado de 30 metros de extensión.

El túnel condujo directamente a un grupo de delincuentes encapuchados hasta la bóveda del banco donde durante el fin de semana de Año Nuevo saquearon al menos 140 cajas de seguridad.

Los delincuentes concluyeron su trabajo el lunes por la mañana, antes del comienzo del horario de atención bancaria, como en las películas.

La modalidad de los asaltos de boqueteros no es novedosa en Argentina. El anterior caso, conocido localmente como “el robo del milenio”, se produjo en 2010 a menos de 200 metros de la vigilada zona del Congreso federal, en Buenos Aires.

No es pecaminoso volver a reflexionar sobre el ineludible dilema que distrae el pensamiento de cualquier persona interesada en los medios de comunicación y su papel en la sociedad.

¿Son los eventos reales los que motivan las obras de ficción o son los medios los que dan las ideas? Las películas sobre actos delictivos premeditados tienen casi la misma edad del medio cinematográfico.

Edwin S. Porter, asistente de Thomas Alva Edison, uno de los pioneros de la Cinematografía en los Estados Unidos, e inspirado por el trabajo del francés Georges Mèliés estrena, en 1903, “Asalto y robo de un tren”.

The great train robbery” es considerada como la primera obra importante, con argumento de ficción, del cine norteamericano. Con esta película se inicia el género del western.

En la década de los 50, “Rififi”, película francesa dirigida por el norteamericano Jules Dassin, se convierte en un suceso cinematográfico y mediático.

La minuciosidad y credibilidad del relato inspira a delincuentes de la vida real a cometer actos similares que alarman a la opinión pública del momento.

El talentoso director de cine François Truffaut dijo lo siguiente: "de la peor novela que he leído, Dassin hizo la mejor película de cine negro que yo haya visto nunca".
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domingo, 1 de junio de 2014

EN EL MEDIO DEL CENTRO

Henrique Lazo

Las escaleras se hacen innecesarias porque están diseñadas para no llevarte a ningún lado. El centro comercial es un laberinto deliberadamente descifrable que aprovecha cada centímetro de tu atención para relacionarte con una marca o un servicio.

No hay escapatoria. Mientras observas los mensajes en el móvil, la música cambia de piso en piso y las luces disuelven los ambientes.

Fue el advenimiento del carro como instrumento cotidiano de la familia lo que creó la necesidad de construir locales grandes que albergaran los vehículos y se pudieran encontrar los mismos servicios que en la plaza de la ciudad.

Así nacieron los centros comerciales modernos, lejos del centro de la metrópoli y con estacionamiento.

El primer centro comercial grande al estilo moderno fue el Northgate Center, construido en 1950 en los suburbios de Seattle, la ciudad natal de Jimi Hendrix, en los Estados Unidos.

Diseñado por Víctor Gruen fue el primer espacio con un pasillo central -mall- y un almacén ancla que se ubicó al extremo del lugar emulando a los modelos antiguos como la agora griega, el foro romano o el bazar oriental.

En el establecimiento las conversaciones se solapan y se convierten en trazos reveladores que nos ayudan a descifrar los vericuetos de la existencia. Como la construcción dramática de un argumento.

El comienzo, el desarrollo, la ruptura y el ajuste. El obstáculo natural que implica la relación, los imprevistos y los factores humanos que se oponen a su consecución conforman los ingredientes que necesita la ficción.

En el local, dos muchachas que probablemente nunca se encontrarán, interpretan el drama de sus diferencias. De la misma edad y con sus sonrisas puestas en el futuro, protagonizan las desventuras de su país.


Una, camina acompañada por dos escoltas que la distinguen como hija de un alto funcionario del gobierno, y la otra, apenas a unos sollozos de distancia, conversa con una amiga transitando la desdicha de saber a su padre preso por el mismo régimen.

sábado, 31 de mayo de 2014

EL AMOR Y SUS CONSECUENCIAS

Henrique Lazo

El término romántico no ha tenido con el correr de los tiempos mucha aceptación. Se considera romántico al que desea cosas irrealizables o que ve la vida con lentes de aumento.

El que cree que las cosas pueden arreglarse, que el diálogo es mas productivo que la confrontación y que las cosas van a mejorar.

Un apartado de la realidad que flota sobre lo cotidiano y se refugia en la fábula para explicarse lo que se publica en las primeras páginas de los diarios.

Asociado con lo impráctico y antónimo del orden establecido, el romántico va por ahí, como por otro lado.

Así se le ha distinguido desde que en Inglaterra y en Alemania el romanticismo se convirtiera en un movimiento cultural opuesto al racionalismo de la Ilustración.

Priorizando los sentimientos sobre la razón y las libertades civiles sobre el despotismo ilustrado. La  valoración de lo diferente frente a lo común.

Los autores románticos despreciaban el materialismo y celebraban el amor libre en las relaciones y el liberalismo en política. Amaban la naturaleza frente a la civilización como símbolo de todo lo verdadero y genuino.

Un sentimiento romántico es aquel que no se puede expresar con palabras y que requiere de un artificio para ser enunciado.

Los héroes románticos eran el paradigma de la rebeldía y los autores románticos quebrantaban cualquier normativa o tradición cultural que amenazara su libertad.

Mezclaban la prosa con el verso volviendo las rimas más libres y populares. Preferían los ambientes nocturnos, sórdidos y ruinosos venerando las historias fantásticas y la superstición.

Hasta en el mundo de los poetas, donde el amor dicta las pautas, es frecuente escuchar de mas de un intelectual de disco duro que determinado poeta es un creador menor por haberle dedicado rimas al amor y sus consecuencias.



Pero como todo tiene su efecto, las doctrinas mejor articuladas han fracasado por olvidar los medicamentos que las hubieran rescatado del olvido: el arte y el amor.

EL RIO DE CHRISTINE

Henrique Lazo

No fue sino hasta que la imagen de la Tierra vista desde la Luna y transmitida por televisión vía satélite que los seres humanos empezamos a tomar conciencia que el planeta en el que habitamos tenía límites.

Hasta ese momento el hombre destruía su medio ambiente sin el menor pudor. Han pasado mas de 40 años desde aquella transmisión y mucho se ha avanzado.

Cada día crecen las instituciones que se dedican a luchar por defender lo que todavía nos queda para sostener una civilización que carga con el triste mote de haber extinguido un gran número de animales por su explotación desnaturalizada.

La fauna no solamente ha sido nuestra victima. La vegetación y los ríos sufren la irresponsabilidad de los gobiernos y compañías sin escrúpulos que, como Judas, por unas cuantas monedas, desaparecen el patrimonio de las generaciones futuras.

Desde hace 20 años se otorga el Premio Goldman que fue creado por los líderes cívicos y ambientalistas para reconocer anualmente las luchas de los pueblos por preservar su medio ambiente.

Un jurado internacional selecciona a los ganadores a partir de seis áreas geográficas: África, Asia, Europa, Norteamérica, Suramérica y America Central.

En 1988 unos cuantos vecinos liderados por Christine Jean convocaron una rueda de prensa en París para alertar a la opinión pública que el río Loira, el más largo de Francia, estaba amenazado 

Un proyecto de construcción de presas degradaría su patrimonio natural sin solucionar verdaderamente los problemas que se suponía iba a resolver.

Christine Jean, originó un movimiento sin precedentes que salvó el último río salvaje de esa nación. Le concedieron Premio Goldman en 1992 y lo que durante unos años fue un campo de batalla, hoy se ha transformado en un campo de trabajo, amparado por un plan del propio Gobierno francés.

La utopía se hace realidad. Se ha dado paso al conocimiento, a la  comprensión de los fenómenos naturales y a reconciliar la naturaleza con el desarrollo. 


El hombre tiene que aprender a convivir con el río, no vivir contra él.