sábado, 31 de mayo de 2014

EL AMOR Y SUS CONSECUENCIAS

Henrique Lazo

El término romántico no ha tenido con el correr de los tiempos mucha aceptación. Se considera romántico al que desea cosas irrealizables o que ve la vida con lentes de aumento.

El que cree que las cosas pueden arreglarse, que el diálogo es mas productivo que la confrontación y que las cosas van a mejorar.

Un apartado de la realidad que flota sobre lo cotidiano y se refugia en la fábula para explicarse lo que se publica en las primeras páginas de los diarios.

Asociado con lo impráctico y antónimo del orden establecido, el romántico va por ahí, como por otro lado.

Así se le ha distinguido desde que en Inglaterra y en Alemania el romanticismo se convirtiera en un movimiento cultural opuesto al racionalismo de la Ilustración.

Priorizando los sentimientos sobre la razón y las libertades civiles sobre el despotismo ilustrado. La  valoración de lo diferente frente a lo común.

Los autores románticos despreciaban el materialismo y celebraban el amor libre en las relaciones y el liberalismo en política. Amaban la naturaleza frente a la civilización como símbolo de todo lo verdadero y genuino.

Un sentimiento romántico es aquel que no se puede expresar con palabras y que requiere de un artificio para ser enunciado.

Los héroes románticos eran el paradigma de la rebeldía y los autores románticos quebrantaban cualquier normativa o tradición cultural que amenazara su libertad.

Mezclaban la prosa con el verso volviendo las rimas más libres y populares. Preferían los ambientes nocturnos, sórdidos y ruinosos venerando las historias fantásticas y la superstición.

Hasta en el mundo de los poetas, donde el amor dicta las pautas, es frecuente escuchar de mas de un intelectual de disco duro que determinado poeta es un creador menor por haberle dedicado rimas al amor y sus consecuencias.



Pero como todo tiene su efecto, las doctrinas mejor articuladas han fracasado por olvidar los medicamentos que las hubieran rescatado del olvido: el arte y el amor.

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