SOLAMENTE LA VERDAD

Henrique Lazo

Dicen los termómetros de la popularidad que una buena película es una gran trama, o argumento, acertadamente condimentada por tramas subordinadas que cruzan y enlazan la historia.

Y una trama, es la representación de un motivo que genera una intención hacia un objetivo con los impedimentos naturales, los imprevistos y las fuerzas que se oponen a su consecución.

Rachel Armstrong, columnista política, publica en uno de los periódicos más importantes de Estados Unidos que la esposa del ex-embajador de los Estados Unidos en Venezuela es un agente encubierto de la CIA.

Dirige una carta al presidente del país advirtiéndole que el gobierno de Venezuela es inocente de los cargos de conspiración que se le imputan y el presidente la ha desatendido, ordenando sanciones en contra del país suramericano.

“Solo la verdad” (“Nothing but the truth” 2008), es una película escrita y dirigida por Rod Lurie. Es una obra oportuna y contemporánea. La ética, la moral, la integridad y la consciencia social están sobre la mesa.

Dos tramas las mezclan. Una periodista residente en Washington con aspiraciones de ganarse un premio Pulitzer y el gobierno de los Estados Unidos anteponiendo la Seguridad Nacional a la primera enmienda.

Esta noticia va en camino de convertirse en un suceso nacional. Por una parte, el gobierno considera que delatar a un funcionario de la Agencia Central de Inteligencia es un delito de traición y la periodista debe revelar la fuente de información para juzgar al responsable.

En la otra esquina, la periodista apela a la primera enmienda que protege su derecho a la confidencialidad de su informante.

La esposa del embajador, descubierta como agente de inteligencia, es puesta en tela de juicio, al conocerse que ella y la periodista se conocen en el colegio donde estudian sus hijos.

La primera enmienda de la constitución que protege la libertad de expresión contra la Seguridad Nacional. El matrimonio y la maternidad versus la separación. ¿Cuanto vale un principio?