Henrique Lazo
En una universidad de Japón, la búsqueda fanática de la excelencia produce la tragedia del Hara-Kiri. En una universidad, “al sur del Caribe”, la pérdida de esa búsqueda deviene en mediocridad.
El profesor coloca en la pared las calificaciones finales correspondientes al año escolar. Los estudiantes se aproximan a ver sus calificaciones. El espectro es de cero a veinte. Un estudiante sentencia: “Diez es nota, lo demás es lujo”. Cuando se habla de excelencia no hay gangas. En Japón hay un dicho popular que reza: “Nada es mas caro que algo que se da gratis”.
La calidad del trabajo es una definición que no deja de ser tema de discusión, sobre todo, si tomamos en cuenta el precepto laboral que manifiesta “igual trabajo igual remuneración”. El arte, generalmente, trastoca los dogmas. El costo de pintar un edificio por cincuenta personas durante una semana, equivale, mas o menos, al valor de un cuadro pequeño de Jacobo Borges o una escultura mínima de Botero.
En el Cine se presenta constantemente una situación que también ilustra el tema. Cada vez que un director hace una toma, un grupo numeroso de personas entre artistas y técnicos se voltean hacia el director para escuchar su juicio. Puede ser mala, regular, buena, muy buena o excelente. No hay otra clasificación.
De su respuesta depende que se haga otra toma con las correcciones pertinentes o que deje así, se imprima y se pase a la siguiente escena. No hay vuelta atrás.
En una filmación que se realiza en un desierto de la Península de Paraguaná observamos que luego de finalizada la toma, en la que intervienen cien “extras” el director se dirige al camarógrafo y le pregunta: ¿Cómo quedó? El camarógrafo, mientras tranca el trípode de la cámara, contesta tranquilamente… “bien”.
El director demanda, extrañado: “Bien”… así nada mas?”
Estamos en el medio de un desierto, toda la noche sin dormir para esperar la luz suave del amanecer, usando una carro de época que fue trasladado en ‘trailer’ cuatrocientos kilómetros, elenco de primera y mas de 100 personas en escena, un teleobjetivo de 1000mm y una cámara de alta velocidad, y tu me dices, así no mas… “está bien”.
“Bien” es como sacar 10. Una película construida con tomas de “10”, terminará siendo una película de 10. Se perdió el esfuerzo.
El camarógrafo medita, mientras recorre decenas de miradas y la del director que espera su juicio.
¿Y entonces?
El camarógrafo corrige: “está Excelente”.
Wrap it up!
Excelente comentario Sensei, el cual podría aplicarse a cualquier aspecto de nuestras vidas. Saludos desde Maracaibo.
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