sábado, 31 de marzo de 2012

El Caribe, frontera imperial

Henrique Lazo

Reconozco que, si no es por la muchacha que entra en la librería, no hubiera conocido ese local. La tienda es pequeña y queda en la planta baja de un edificio de oficinas. Se especializa en libros de salud, autoestima y “Best Sellers”. Sin embargo, sobresale –en costo y contenido- “Desde Cristóbal Colón Hasta Fidel Castro”, firmado por Juan Bosch y publicado por una excelente editorial española. El siglo XX cumple 70 años y Jimmy Hendrix nos deja la música del futuro.

Mientras hojeo intermitentemente y hablo con la joven, -que resulta ser dueña del pequeño local- la fascinación es por partida doble. En mis manos, un libro me sumerge maravillado ante la historia desconocida, y cerca, -no menos tentador- está ella, atractiva e inteligente, pero que incomprensiblemente, desde aquel día, no volví a ver nunca mas. El libro lo conservo como una referencia obligada para entender que pasó en los últimos cinco siglos en el Caribe, frontera imperial.

Juan Bosch, político y escritor, nacido en Santo Domingo, es, junto al colombiano Germán Arciniegas, –“Biografia del Caribe”- de los pocos historiadores, que uno encuentra, que se han dedicado a contar lo que ocurrió en el Caribe.

Hechos, a veces “increíbles”, llamados así por los autores, llenan las paginas de infinitas aventuras que han ocurrido por estas tierras después de que a Colón se le ocurriera encontrarlas.

Juan Bosch escribió “Desde Cristóbal Colón Hasta Fidel Castro”, en Benidorm, España, a finales de los años sesenta. Comencé a leerlo en 1971 y dediqué varios años a investigar un hecho insólito descrito en el libro que narra la historia de un aventurero norteamericano, que llegó a ser presidente -y a restablecer la esclavitud- en un país latinoamericano: Nicaragua, en 1856.

William Walker, “el último filibustero”, provocó la ira de los países centroamericanos que le hicieron la guerra, y finalmente, fue apresado por los ingleses y ejecutado en Honduras en 1860.

En los años ochenta, gracias a la gentileza del músico Wilfrido Vargas, tuve la grata experiencia de conocer a Juan Bosch, en República Dominicana. En aquella ocasión le manifesté mi agradecimiento por su dedicación a la historia de la región, y en especial, su amor y su admiración, por esa parte del Caribe que nos da el gentilicio: Venezuela.

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