Henrique Lazo
Reconozco que, si no es por la muchacha que entra en la librería, no hubiera conocido ese local. La tienda es pequeña y queda en la planta baja de un edificio de oficinas. Se especializa en libros de salud, autoestima y “Best Sellers”. Sin embargo, sobresale –en costo y contenido- “Desde Cristóbal Colón Hasta Fidel Castro”, firmado por Juan Bosch y publicado por una excelente editorial española. El siglo XX cumple 70 años y Jimmy Hendrix nos deja la música del futuro.
Mientras hojeo intermitentemente y hablo con la joven, -que resulta ser dueña del pequeño local- la fascinación es por partida doble. En mis manos, un libro me sumerge maravillado ante la historia desconocida, y cerca, -no menos tentador- está ella, atractiva e inteligente, pero que incomprensiblemente, desde aquel día, no volví a ver nunca mas. El libro lo conservo como una referencia obligada para entender que pasó en los últimos cinco siglos en el Caribe, frontera imperial.
Juan Bosch, político y escritor, nacido en Santo Domingo, es, junto al colombiano Germán Arciniegas, –“Biografia del Caribe”- de los pocos historiadores, que uno encuentra, que se han dedicado a contar lo que ocurrió en el Caribe.
Hechos, a veces “increíbles”, llamados así por los autores, llenan las paginas de infinitas aventuras que han ocurrido por estas tierras después de que a Colón se le ocurriera encontrarlas.
Juan Bosch escribió “Desde Cristóbal Colón Hasta Fidel Castro”, en Benidorm, España, a finales de los años sesenta. Comencé a leerlo en 1971 y dediqué varios años a investigar un hecho insólito descrito en el libro que narra la historia de un aventurero norteamericano, que llegó a ser presidente -y a restablecer la esclavitud- en un país latinoamericano: Nicaragua, en 1856.
William Walker, “el último filibustero”, provocó la ira de los países centroamericanos que le hicieron la guerra, y finalmente, fue apresado por los ingleses y ejecutado en Honduras en 1860.
En los años ochenta, gracias a la gentileza del músico Wilfrido Vargas, tuve la grata experiencia de conocer a Juan Bosch, en República Dominicana. En aquella ocasión le manifesté mi agradecimiento por su dedicación a la historia de la región, y en especial, su amor y su admiración, por esa parte del Caribe que nos da el gentilicio: Venezuela.
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