miércoles, 7 de marzo de 2012

El Inquilino de la Paz

Henrique Lazo

Cuando John Lennon y su esposa, Yoko Ono, decidieron desnudarse en un hotel en Ámsterdam, en la primavera de 1969, para llamar la atención del mundo, pidiendo “solo un chance para la paz”, la gente no estaba preparada para tal requisitoria. Especialmente los Medios, acostumbrados a reseñar eventos bélicos. Hablar de la guerra, de aviones de combate, misiles antiaéreos, ataques o bombardeos, era lo pertinente. Sin embargo, la instantánea de tal atrevimiento, recorrería el mundo. John Lennon, no era el único soñador.

En los últimos tres mil años de historia, solamente se registran 268 años exentos de guerra, es decir, el diez por ciento viviendo en paz. El noventa por ciento de ese tiempo, se ha dedicado –primordialmente-, a consumir toda la línea de accesorios que componen la línea mortal con la que los seres humanos nos matamos los unos a los otros. Desde la batalla de Maratón, 400 años antes de Cristo, en la que los atenienses derrotaron a los persas, gran parte de la historia está destinada a crónicas detalladas de “batallas triunfales”.

Uno se imagina que en diferentes ambientes, como una oficina sofisticada, un campamento guerrillero o un hotel de Beirut, a el vendedor de armas y el constructor de armas diseñando su estrategia. Para que se vendan armas tiene que haber guerra y para que se produzca la posibilidad de una contienda, tiene que haber dos bandos en pugna. Los mercaderes del odio, saben, ciertamente, que una actitud obstinada e inflexible, es signo de debilidad, no de fuerza. Dos posiciones semejantes, es un mercado seguro.

Para que la paz sea la entidad en la que nos movamos, tiene que haber una disposición para ella, creer en ella. Luchar para ponernos de acuerdo y desarticular la intolerancia, -la materia prima- que permite que una nación destine la mayor tajada de su presupuesto, a equipos militares, en vez de hospitales, colegios, campos deportivos, universidades, museos, parques o todas esas actividades en las que sus habitantes se juntan para convivir, y que, nos convierte en inquilinos de la paz.

Destruir es mas fácil que construir, lleva menos tiempo e inteligencia. Un pequeño grupo de hombres deciden el destino de miles. Lo menos que uno podría pedir a nuestros dirigentes, es, que se pusieran de acuerdo. En la década de los setenta, una canción, “Epitafio” de King Crimson, describe con tristeza que “el conocimiento no tiene sentido si no hay reglas, y que, desgraciadamente, el destino de la humanidad está en manos de los tontos”.

3 comentarios:

  1. VIVA HENRIQUE LAZO NO JODAAAAA¡¡¡¡¡¡¡

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  2. Grande henrique grande de verdad.. Siempre he pensado q tu de presidente serias el mejor del mundo... Lastima q no te guste la política.. Eres una mata de sabiduría, suerte y buena vibra mi pana..

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  3. Chamoooo...en momentos como estos siento que te quiero mas, como desearia que el Sro Presidente de esta Republica misma leyece esto... Exitos y Bendiciones pa Ti.. muuuakata

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