lunes, 2 de abril de 2012

Rebelión en la granja

Henrique Lazo

En la década de los años cincuenta, en Caracas, los largometrajes de dibujos animados producidos por Walt Disney se estrenan en el antiguo Cine Lido. “La Bella Durmiente”, “Blancanieves”, “Fantasía” o “Peter Pan”. Cada nueva película, para los niños, es un acontecimiento.

Para los mas adultos, James Dean acapara la escena. Un año, apenas, dura la carrera cinematográfica del actor. Tres películas lo inmortalizan. “Al Este del Paraíso” –de Elia Kazan- , “Rebelde Sin Causa” –con Natalie Wood- y “Gigante” –junto a Liz Taylor y Rock Hudson. Las tres componen un paradigma del buen cine norteamericano: comercial, con calidad y contenido. En esa misma época, en Venezuela está instalado un gobierno militar y en los EEUU aparece el Rock & Roll.

En 1955, en el Teatro Río, en Sabana Grande, se estrena “Rebelión en la Granja” (Animal Farm), el primer largometraje de dibujos animados producido por la Gran Bretaña. Basada en la obra homónima de George Orwell, quien, a su vez, realizó el guión para los esposos John Halas Y Joyce Batchelor, productores y animadores del filme. A diferencia de las obras de Disney, “Rebelión en La Granja”, es una película dura, demasiado fuerte para los niños, -y como es en dibujos animados- poco atrayente para los adultos.

George Orwell, (1903-1950) escritor inglés, nacido en India y autor de numerosas obras, entre ellas,“1984”, fue en su tiempo –y lo es actualmente- el dolor de cabeza de todos los que soportan el totalitarismo como una concepción política. “Animal Farm”, 60 años después de su primera edición (1945), aún continúa prohibida en países operados por dictaduras.

Tanto en la película como en la novela, los personajes –representados por animales- satirizan la oferta de la extinta Rusia Socialista, que manifiesta un sistema de igualdades, y no es otra cosa, que otra dictadura feroz –disfrazada-, “en nombre de la clase obrera”.

En la obra se aprecia a Marx, Lenin, Trotsky y Stalin –interpretados por cochinos- en situaciones exactas a la vida real. Relata Orwell: "Rebelarse contra un gobierno dictatorial, es un derecho de las Fuerzas Armadas; rebelarse en contra de un sistema democrático, es un delito".

Aquel sábado por la tarde, de 1955, en el Cine Río, no estaban la “La Dama y El Vagabundo”. En su lugar, estaba la “Granja”, con animales transformados en hombres: explotando al hombre -en nombre del hombre-. George Orwell, se equivocó con el final en “Animal Farm”, respecto a la muerte del comunismo. En la vida real, a el Comunismo no lo derrotó ningún ejército; fracasó.

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