Henrique Lazo
¿Que hace que un país con inmensos
recursos naturales, con áreas de cultivo importantes, en una situación
geográfica privilegiada con un clima cálido todo el año, con kilómetros y
kilómetros de costa frente a un mar pródigo en pesca y entretenimiento, se
arruine?
¿Que hace, que un
país sin materias primas, pequeño territorialmente, superpoblado, alejado del
mundo consumidor que tenga que navegar dos océanos para llenarlo de hierro y
petróleo para transformarlos en bienes de consumo mundial, se convierta en una
potencia económica, permitiéndose alcanzar un alto nivel de vida y de
bienestar?
Muy sencillo: su gente.
Adjudicar a la clase política de una
nación la exclusiva responsabilidad de “todos los males que afligen a la patria”, es
olvidar que esa clase política es el reflejo directo de la sociedad que la
genera.
Cuando se elige una categoría política por su filiación y no por su capacidad se está conformando un cuerpo contrario a su naturaleza.
Cuando se elige una categoría política por su filiación y no por su capacidad se está conformando un cuerpo contrario a su naturaleza.
No es lo mismo conocer la trayectoria
de un individuo y su formación
profesional que votar por una lista en la que aparecen símbolos y no la persona
que va a ocupar tan importante cargo en la administración pública.
Una cosa es un partido político donde
se exige una militancia o un dogma, y otra, es una Asamblea en la que el
colectivo tiene depositada la confianza para que responda a la nación y no a
una facción; lo que se conoce tristemente como anteponer el interés político al
interés nacional.
La violencia es la hija de la
ignorancia. Con educación, el terrorismo y la destrucción del ambiente pierden
terreno. El impacto de la tecnología sobre la Tierra no es sólo una
preocupación para los ecólogos ambientalistas.
Se trata de una gran tarea
colectiva que genere una reflexión profunda sobre la democracia, sobre la
justicia ambiental, los derechos humanos, la ciudadanía y el futuro desarrollo
de la ecología política.
Excelente Lazo!!
ResponderEliminarNo puede haberse dicho más claro Henrique!!! Cuando cada ciudadano aprecie su rol en la sociedad y su cuota de responsabilidad ante ese rol, podremos alcanzar una vida mejor y espacios ecológicos completamente saludables, mental y físicamente. Doquiera que estemos. Un abrazo
ResponderEliminarLo que comentas es cierto, y todo lo sucedido en tantos años nos ha ubicado en un hoyo muy profundo. Salir de este hoyo (o al menos comenzar el ascenso) es la gran tarea, que si bien es en parte colectiva, alguien debe marcar el camino y hacerlo seguir, por las buenas o por las malas.
ResponderEliminarCreo que aspirar un proceso masivo de concientización es algo respetable, pero un poco separado de la realidad, y un proyecto a muy largo plazo. Creo que antes de esto hay un problema serio de incentivos.
Es común escuchar en la calle frases como "en Venezuela hay un problema de cultura" o "Hasta que no cambiemos de cultura esto no tiene remedio", etc.. Yo, en paralelo, entro en corto circuito al escucharla. Por que? Pongo el ejemplo de ver a un compatriota entrar a otro país. Tomemos al venezolano más abusador, oportunista, violador de leyes y "vivo", para resumir los adjetivos, y veamos su patrón de comportamiento al cruzar la puerta del avión y pisar territorio ajeno. Se convierte en un ser humilde, precavido, educado, sabe escuchar y dice por favor, maneja con educación y respeta las leyes.
Ahora mi pregunta: que es lo que sucede en 3 horas de vuelo y un paso por inmigración, que súbitamente lograron un cambio tan radical? Es que los aviones son cámaras mágicas que alteran nuestro patron cultural en 3 horas de vuelo? Que paso?
En realidad es cuestión de incentivos. En Venezuela es barato portarse mal, y afuera es muy costoso, pues hay reglas y hay quien las haga cumplir, sin temor a perder popularidad en el proceso.