Henrique Lazo
Mientras los hombres se matan durante
la primera y la segunda guerra mundial, un pequeño grupo de hombres libra una
batalla contra los microbios. Una parte de la especie se dedica a producir
víctimas, y la otra parte, a combatir las bacterias que infectan las heridas.
Los recursos y los utensilios son diferentes.
Es inmensamente mas difícil conseguir
fondos para las instituciones científicas de investigación que para cualquier
reyerta. Hace poco, ante las cámaras de televisión de diferentes cadenas
informativas del mundo, un grupo de científicos se desnuda, para poder
financiar sus investigaciones.
No les fue difícil a los hombres probar
sus instrumentos de destrucción en el siglo XX. En 1914 apareció el primer
“caza” inglés. En 1939 fue inventado el Cóctel Molotov por los finlandeses en
su guerra contra la Unión Soviética.
El 6 de agosto de 1945, Estados Unidos
arroja una bomba nuclear sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. En 1960,
durante la guerra de Vietnam, un arma nueva capaz de asolar hectáreas de
terreno bajo una bola de fuego, sorprende al mundo: las bombas de Napalm.
En el mismo siglo XX, se descubren y
desarrollan las armas mas importantes con que cuenta el ser humano para
defenderse de los microbios: los antibióticos y los come bacterias. En 1928,
Alexander Flemming, medico escocés, descubre por casualidad las bondades del
hongo Penicillium que da origen a la Penicilina.
En la extinta Unión Soviética, en
Tbilisi, capital de la provincia de Georgia, hoy estado independiente, George
Eliava, aísla, igualmente por accidente, un virus capaz de comerse a las
bacterias y que se convierte en el aliado perfecto de los antibióticos.
Alexander Sulakvelidze, continúa la
obra de Eliava en el Instituto de Microbiología de Tbilisi y desarrolla un
banco de come bacterias, capaz de combatir los microbios mas comunes, incluso
aquellos inmunes a los antibióticos. En 1989, cae el muro de Berlín y Alexander
Sulakvelidze, cambia el rió Mtkvari de Georgia, por la bahía Chesapeake en
Baltimore.
En el Centro Medico de Maryland, junto
a Glenn Morris, uno de los primeros epidemiólogos del mundo, propone la utilización
de los come bacterias en los Estados Unidos. La tarea no es sencilla. Se espera
para dentro de cinco años su aprobación. En Europa del Este se consiguen
normalmente.
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