Henrique Lazo
Las catástrofes sociales que padecimos
en el Siglo XX, sirvieron para constatar con hechos, el potencial destructivo
de las ideas que sustentaron las dictaduras de izquierda (Comunismo) y las
dictaduras de derecha (Fascismo).
Estos gobiernos, que se erigieron con
el pretexto de elevar el nivel de la clase trabajadora, ocasionaron millones de
muertos y terminaron empobreciendo y desquebrajando las sociedades que los
produjeron. No es lo mismo someter una propuesta a un país para su
consideración, que intentar someter a un país sin consideración, a una
propuesta.
El sistema democrático, con sus
variaciones y excesos –no en su acepción marxista-, sino, el representativo,
participativo, con libertades políticas y económicas, libertad de cultos y
libertad de expresión; se convirtió en el sistema escogido por casi la
totalidad de la raza humana.
Si bien es cierto, que no resuelve
todos los problemas al paso que se requiere, es perfectible y le permite a los
ciudadanos el mayor grado de igualdad y libertad, condiciones indispensables
para la justicia social y la democratización del capital.
Es justo reconocer el papel de los
Medios de Comunicación en la difusión y promoción de los avances sociales, científicos y
culturales. Los teóricos de la
Comunicación, dividen la historia en tres grandes períodos: oral,
escritura-imprenta y electrónica.
Y así, como la escritura esta íntimamente
ligada a la creación de la moneda; la imprenta revolucionó Europa Occidental
alentando la Reforma con el rechazo de la autoridad tradicional, creció la
investigación científica y se desarrolló la ciencia moderna.
Las redes sociales recuperaron un
aspecto clave de las sociedades orales: la simultaneidad de la acción, la
percepción y la reacción. La experiencia sensorial, volvió a ser una forma
principal de comunicarnos.
Nuestro políticos, deben recordar -los
que tienen experiencia lo saben perfectamente-, que la misma prensa que ayer
los apoyó y hoy los adversa, mañana los defenderá. Así ha sido y así será.
Cuando defendemos la libertad de expresión aunque no esté a favor de nuestras
ideas, nos defendemos a nosotros mismos.
En Nueva York, la estatua de Libertad,
ese monumento de doscientas toneladas que le regaló Francia
a los Estados Unidos en 1886, está cerrada a los visitantes del mundo,
por culpa del terrorismo. En Venezuela, la estatua de la Libertad es una mujer
en jeans, con zapatos de goma, una bandera en la mano y las estrellas blancas
en la frente azul, mirando al sol.
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