jueves, 29 de junio de 2017

CARTELERA CLANDESTINA

Henrique Lazo

La glamorosa década de los sesenta empezó a desteñirse apenas se escuchó por la radio que Jimi Hendrix se había marchado sin pasaporte. Detrás de aquellas escenas vaporosas y excéntricas de las estrellas del rock se estaba gestando una especie de cubismo sonoro conocido como música industrial que sustraía el contenido y dejaba la cáscara como única referencia. El Punk fue el preludio.

Dicen los sociólogos urbanos que lo mas cercano al abandono social es una ventana rota que nadie repara porque después aparece la basura y por consiguiente, los graffiti. El arte urbano callejero tiene la tarea de contar las historias que no aparecen en las carteleras habituales. Los graffiti han acompañado al ser humano desde las primeras civilizaciones. 


Desde hace unos años, un artista de la calle, desconocido y que firma sus obras como Banksy, es, paradójicamente, el exponente del graffiti más reconocido de los últimos tiempos. Utiliza en forma clandestina edificios, casas, calles, carros, puentes, puertas, barcos, zoológicos, museos hasta el muro de Cisjordania para promover visiones distintas a las de los grandes medios de comunicación.

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