martes, 18 de enero de 2011

SERVIDUMBRE VOLUNTARIA

Henrique Lazo

Hay personas que no les gusta sacar conclusiones y prefieren que otros tomen las decisiones por ellos. Los miembros de las cúpulas de las diferentes religiones lo saben perfectamente al igual que en las alturas del poder político.

Nada mas atractivo para los líderes que esas masas maleables que se dirigen dócilmente con cualquier grito. Como aquella famosa frase de una agencia de publicidad: “permítanos pensar por usted”.

Pero una cosa, es el asesoramiento para escoger un producto en la vitrina de las compras, y otra, cuando las decisiones determinan el curso de las naciones. A la hora de conformar un consenso, las proposiciones vienen de todos lados.

José Martí, en una consideración sobre economía, señala que “el pueblo que quiera morir venda a un solo pueblo y el pueblo que quiera ser libre sea libre en negocios”.

Además del texto económico, la frase del pensador cubano, es un llamado al ejercicio de la libertad. Se es libre cuando se tiene la cultura y la intención de ejercer ese derecho. Es una sensación y una acción.

La potestad de analizar una información y de cotejarla con la mayor cantidad de fuentes posibles. El privilegio de poder decidir por convicción propia. La independencia de actuar, hablar y de pensar.

¿Por qué los individuos obedecen leyes que son injustas? Étienne de La Boétie, produjo uno de los textos fundamentales en la reflexión sobre la libertad. Su inquietud esencial era desentrañar el porqué los hombres se someten a los tiranos.

El discurso fue escrito por La Boétie cuando tenía apenas 18 años y era un estudiante de abogacía en la Universidad de Orleáns.

La posición de La Boétie, en pleno siglo XVI, es un antecedente del gesto liberador de la ilustración y del Contrato Social de Rousseau. Para La Boétie, la obediencia colectiva de la sociedad se origina en un vicio que él denomina la “servidumbre voluntaria".

Este manifiesto deslumbró a su amigo, el ensayista Michel de Montaigne, quien preservó este escrito para las futuras generaciones, como una melodía de Mozart o un poema de Shakespeare.
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viernes, 14 de enero de 2011

Jefe y empleado

Henrique Lazo

La celebración del siglo XXI, cuando a través de la pantalla chica, pudimos compartir –en vivo y en directo- con cada región del planeta, la llegada del año nuevo, fue como una especie de “saludo a la bandera”.

Desde todos los rincones de la tierra –y recordando a Marshall MacLuhan- sus habitantes celebrábamos el nuevo milenio, como si formáramos parte de una gran aldea, “la aldea global”. La imaginación se hizo realidad.

El siglo que ha terminado, ha sido -desgraciadamente- salpicado de guerras, pero nunca antes y en tan corto tiempo, la Comunicación Social había experimentado tantos inventos y, por consiguiente, tantos efectos en la civilización que los produjo.

Y así como el arte nos permitió comprender la evolución del ser humano; el Cine, el Telégrafo, la Radio, el Teléfono, el Disco, la TV, el VHS, el Celular, el DVD y la Internet, podrían, en un futuro, ser la herramienta ideal para reconstruir lo que pasó en el siglo XX.

Los medios de comunicación –en especial, la prensa- constituyen el tesoro o el utensilio incuestionable con el que cuentan las sociedades para perfeccionarse. En los Estados Unidos, la prensa es el peor enemigo del crimen organizado.

Fue el columnista de un periódico de Chicago quien le puso el sobrenombre de los “Intocables” a Elliot Ness y dos de sus miembros, cuando rehusaron recibir dinero sucio, y de paso, consignaron las evidencias que pusieron en la cárcel, al gangster, nativo de Brooklyn: Al (Alphonse) Capone.

Los periodistas nos han mostrado el mundo. Gracias a sus imágenes hemos conocido los paisajes mas bellos de la tierra. Los eventos que han conmocionado el planeta. Conciertos imborrables. Torneos deportivos desde los mas remotos parajes

La llegada del hombre a luna, resultó pequeña comparado al hecho de observar el evento –al mismo tiempo- por televisión. Nadie nos lo contó. No tuvimos que esperar el día siguiente.

En los países donde hay mas libertad de prensa, hay mas alto nivel de vida, mas cultura. La figura del Presidente de un país dista mucho de la de un jefe. El primer mandatario, como su nombre lo explica, es alguien ha quien se le ha encomendado una tarea: un servidor público.

martes, 11 de enero de 2011

El Padrino IV

Henrique lazo

No es un delirio que las obras artísticas han permitido reconstruir las peripecias de los seres humanos a través de los siglos. Lo que se presiente confuso de la historia oficial aparece verdadero -ataviado de presunta ficción- en la literatura, en el teatro, en la pintura y, desde que amaneció la era moderna, en las salas cinematográficas.

Las historias representadas en el cine han contribuido a desentrañar en las sociedades libres las telarañas comunicacionales tejidas por los regentes del poder que con todas las prerrogativas que les brinda la oportunidad de ser impunes transmutan el cristal en vidrio y los villanos se convierten en héroes. El poder desgasta a quien no lo tiene.

El cine ha sido una herramienta para tirios y troyanos. Al igual que el teatro le funcionó a los griegos para propalar sus hazañas, las películas han sido como alfombras mágicas para promover cualquier cultura que se monte en ellas. La extinta Unión Soviética y los Estados Unidos lo comprendieron desde el principio.

Nunca segundas partes habían sido buenas hasta que Francis Coppola mezcló la textura europea con la cadencia hollywoodense en el filme El Padrino II. Hasta ese momento, la intención de extender el éxito había sido infructuosa. Las novelas de Mario Puzzo convertidas en celuloide lograron algo muy dificil: conciliar la crítica con la audiencia.

El Padrino III, la última entrega de Coppola, Puzzo y Gordon Willis, es una recreación despiadada de las relaciones del Vaticano con la Cosa Nostra. Una ópera de sangre, pasión y venganza que nos muestra una civilización en la que todo puede ocurrir. Las conspiraciones mas insólitas adquieren sentido y la realidad compite con la ficción para adjudicarse la verdad.

Pareciera que el planeta ya no aguanta un Padrino IV. Los problemas que acorralan a los habitantes del siglo XXI están abrumando a los gángsters y a los dictadores. La contaminación, el calentamiento global y las armas nucleares necesitan a un protagonista mas avisado que Eliot Ness y Nelson Mandela. Ser honesto es muy peligroso.