jueves, 22 de diciembre de 2011

El Cine en sueño

Henrique Lazo

Hay películas que en el momento que se hicieron no tuvieron una influencia importante en las sociedades que las produjeron. Igual sucede con artistas que en su tiempo sus obras pasaron casi desapercibidos y con el correr de las aguas se transformaron en objeto de culto.

Este no es el caso de “Inception” 2010, la película de Christopher Nolan que es considerada por la crítica especializada como una obra maestra en efectos especiales y un éxito en taquilla.

El sueño y su significado en nuestras vidas ha sido un tema obligado desde que el ser humano sueña, es decir, desde siempre. Sería impensable adjudicarle un origen cultural a una actividad fisiológica, inherente a la especie.

Incontables relatos, obras de teatro y películas en las que el sueño es el protagonista y el vehículo para escenificar hechos reales que con la licencia onírica retratan la sociedad.

Para el filósofo francés Rene Descartes, el emperador de la duda, el sueño es un método universal por el cual la totalidad de los problemas humanos –científicos, jurídicos o políticos- pudieran ser resueltos racional y sistemáticamente mediante cálculo lógico.

Pero luego agrega que en sueños, alguna vez, ha imaginado situaciones que parecen tan reales como la realidad misma sin que hubiera indicio alguno para discernir entre el sueño y la vigilia.

La magnífica película del director ingles Christopher Nolan, director de “Memento” y el “Caballero de La Noche” muestra los efectos visuales mas avanzados de la cinematografía mundial en una historia que trastoca los linderos de la realidad.

Nos convierte en pasajeros de las expresiones infinitas o de doble lectura que capturan en un instante la noción de eternidad. El cine es el sueño de la vigilia.

Soñar despierto o vivir soñando. El escritor argentino Jorge Luis Borges, en un poema dedicado a Descartes, corrobora el dilema: “He soñado la duda y la certidumbre. He soñado el día de ayer. Quizá no tuve ayer, quizá no he nacido. Acaso sueño haber soñado”.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

La acera de enfrente

Henrique Lazo

Asistir a un set de filmación de un anuncio publicitario en calidad de visitante es una sensación parecida a la que siente el personaje de Peter Sellers en la legendaria película “La Fiesta Inolvidable”. Toda la angustia que genera tener que resumir en veinte segundos las necesidades mercadotécnicas de un producto comercial, es tarea de los demás. Para un mero espectador del proceso, los acontecimientos importantes pasan desapercibidos. Las expectativas son diferentes, los problemas están en la acera de enfrente.

Es como estar en un país de visita durante unas elecciones. Las ofertas políticas significan mucho para los destinatarios y los proselitistas invierten sus energías y sus mejores recursos en captar adeptos mas que en presentar soluciones conjuntas . Para un turista, que ha trabajado once meses y está en sus días de merecido descanso, las oportunidades de esparcimiento son prioritarias. El acontecer político es un matiz del color local y la política puede esperar.

“La fiesta inolvidable” se convirtió en una obra maestra del humor cinematográfico. La cinta le permitió a Peter Sellers, un artista emblemático del género, mostrarle al mundo su extraordinaria capacidad de representar los eventos en clave de humor. En la película “The Party” (1968) el actor personifica a un invitado involuntario resultado de un malentendido de una conversación telefónica y se convierte en protagonista fortuito de una exclusiva fiesta del Hollywood de los años sesenta.

Una escala inesperada en un país que se está escrutando, califica como turismo de aventura. Todas las actividades del acontecer están subordinadas a la encuesta nacional y las caras serias habituales se colocan la máscara de la concordia para el ritual en marcha. El visitante observa las caravanas de promesas y las vallas publicitarias que anuncian un mundo mejor. Testimonios van y testimonios vienen. A la hora del voto, los números cuentan la historia. El idioma electoral es universal, el poder te da la razón.