Henrique
Lazo
Esta
es la historia de un héroe, pero de un héroe de verdad. No de los que matan
personas y someten pueblos, sino de los que salvan vidas.
De los que llegan a entregar su propia existencia para salvar la de los demás.
De los que llegan a entregar su propia existencia para salvar la de los demás.
Ignacio Felipe Semmelweis, médico húngaro de origen judío,
nació en Buda en la orilla derecha del Danubio y estudió Medicina en la
Universidad de Pest, al otro lado del río.
Trabajando
en la Maternidad del Hospital de Viena, sus investigaciones le permiten
concluir que la incidencia de fiebre es más alta en la sala donde trabajan los
médicos y estudiantes de medicina, que en la sala donde se atienden los partos
hechos por las comadronas de la maternidad.
Semmelweis
observa que los médicos y estudiantes que operan en la sala donde existe la más
alta mortalidad, atienden a las parturientas, luego de realizar las autopsias y
los estudios de anatomía forense, sin lavarse las manos.
De
inmediato, dispone que los médicos y estudiantes, antes de atender a las
parturientas, deben lavarse sus manos, de manera obligatoria, con una solución
clorinada.
A
pesar del asombroso resultado que disminuye drásticamente la tasa de mortalidad
materna del Hospital General de Viena, Semmelweis fue expulsado del Hospital
por sus superiores.
Ellos
nunca aceptaron la contundente evidencia científica de su investigación porque
ellos consideraban que las enfermedades se transmitían por el aire y sabotearon
la técnica de higiene de manos instaurada por Semmelweis.
Semmelweis
retornó a Budapest donde vivió en medio de la soledad y la incomprensión.
En
el año de 1865 acude al Instituto de Anatomía de la Universidad, donde luego de
haberse provocado una herida con un escalpelo utilizado en una autopsia frente
a los estudiantes de medicina.
Al
poco tiempo fallece a la edad de 47 años por una enfermedad similar a la que
tanto combatió en su heroica vida.
Luego de más de siglo y medio de los hallazgos de Semmelweis, la higiene de manos es considerada la piedra angular en la prevención de las infecciones hospitalarias.